
Padre rico, pobre padre es un monólogo escrito por el actor y comediante Diego Trujillo, es una visión personal sobre la paternidad en la que se involucran otros aspectos significativos como el machismo y cómo esto se transforma con el cambio de época que presenció el protagonista de la historia. Esta fue una idea original en la que Diego Trujillo decidió contar al público a manera de reflexión su experiencia como papá en un tiempo completamente diferente a su época de crianza.
Diego Trujillo se convierte en un Padre rico, pobre padre

La obra Padre rico, pobre padre se desenvuelve a medida que Diego Trujillo hace un notable diferencial entre la época en la que la mamá era quién se encargaba de la crianza y de casi todos los oficios de la casa y el papá era quién salía a trabajar y mantenía a la familia y la época actual en la que las tomas de la casa están cubiertas de plástico, para que los bebés no corran peligro de electrocutarse y en la que se recomienda que en el embarazo la mamá escuche Mozart para estimular las habilidades cognoscitivas del bebé.
Diego Trujillo enfoca este monólogo en el contexto machista en el que él creció y lo contrasta con el entorno feminista en el que crío a sus hijos, esto genera un choque de épocas que da pie para presentarlo con su característico humor negro y ácido, sin dejar atrás la reflexión de que “todo tiempo pasado fue mejor” y que le toco aprender a ser papá en una época moderna.
Padre rico, pobre padre es también una pequeña burla a cerca de los padres y de las madres, de los hijos y de la euforia que provoca el nacimiento de un bebé en la familia, las visitas para conocerlo y por supuesto de la época del colegio, en la que no pierde detalle de cómo han cambiado las exigencias y los castigos allí. Aquí también Trujillo logra exponer el hecho de que en los tiempos modernos los papás vienen genéticamente codificados para comportarse como las mamás en el momento del embarazo, tanto que llegan a sentir los famosos “antojos”.
Se refleja su ponencia ante la paternidad moderna y todos los clichés que le han otorgado a este acto tan natural que para él son absurdos, cómo, por ejemplo; el curso psicoprofiláctico, o el hecho de estar presente en la sala de parto cuando nace el bebé. Esta obra resulta ser una reflexión muy divertida en la que se manifiesta los aspectos positivos y negativos de la paternidad, desde la concepción hasta incluso la adolescencia.
Diego Trujillo contó con la participación activa de sus 3 hijos para escribir y presentar esta obra, cree él que ellos vienen siendo prácticamente los protagonistas, ya que gracias a ellos surgió esta reflexión acerca de la paternidad en la que decidió contar su experiencia al criarlos, además de esto su hijo Pablo Trujillo es el intérprete de la música de la obra y quién lo aconsejo para la musicalización de la presentación.
Su hija Silvia participó también en ello, escribiéndole una carta a su papá sobre su adolescencia y sobre lo que ella vivió en esta época, allí manifestó algo dirigido explícitamente a él, algo muy conmovedor, al punto que Diego lo eligió para el final de su obra en el que transmite qué a pesar de tantas adversidades, la búsqueda afanosa por encontrarle sentido a la paternidad termina cuando descubre con estas letras lo que para ella significó su crianza y su rol como papá.