Diego en su stand up ¡Qué desgracia tan infinita! Foto. Lucas Sempere

Pensar en llegar a los 50 nunca ha sido fácil para nadie. Sin embargo, es complicado entender esa cantidad de optimistas que frente a un pastel no apto para diabéticos y con una vela en signo de interrogación, sostienen que la vida inicia a los 50. ¡Mentira! la vida se acaba a los 40, de allí en adelante el resto es solo supervivencia. Qué desgracia tan infinita es un monólogo del reconocido actor y comediante Diego Trujillo en el que profundiza sobre la crisis de la mediana edad y de las circunstancias que todo hombre tiene que afrontar en ese recorrido hacia una vejez inevitable.

Qué desgracia tan infinita es un monólogo acerca de un hombre que se niega a envejecer, sin embargo, los síntomas le demuestran todo lo contrario. Ha comenzado a mirar con mayor cautivación a las jovencitas; los abundantes rizos que definían su cabello y su atractivo, ahora solo pronuncian de manera enfática sus sienes y el plan de salir a rumbear en fin de semana parece que se hubiera adelantado un centenario de años a su época y a su forma de bailar. Se está convirtiendo poco a poco en un viejo decrépito que busca mantener su envejecimiento con dignidad, sin tener en cuenta que los tiempos han cambiado y que la juventud ahora es diferente. ¿Dónde queda la dignidad para los hombres que llegan a una edad madura y aún tratan de vestirse como jóvenes? Hay que admitirlo a los jóvenes todo se les ve bien, a alguien mayor ¡no!

El proceso creativo de su monólogo

Diego Trujillo en Que Desgracia tan infinita Foto: Teatro Nacional
Diego Trujillo en Que Desgracia tan infinita Foto: Teatro Nacional

Tras un exitoso recorrido por la televisión colombiana Diego Trujillo sigue sorprendiendo y maravillando a muchos de sus seguidores. Diego Trujillo es una persona que siempre trata mantener un proceso creativo frecuente, como él expresa, es lo que lo hace sentir “realmente cerca del arte”. Por esta razón, Diego inicia a escribir y a reflexionar sobre su condición y sobre diversas situaciones que ha tenido que enfrentar en su vida, entre éstas, aceptar el irremediable paso de los años y lo que estos conllevan. Así, en búsqueda de nuevas facetas en su vida profesional y tras un tiempo de reflexión y escritura, Diego presenta su monólogo Qué desgracia tan infinita en el que busca ampliar sus facultades artísticas y mostrar una perspectiva diferente de la que ha mostrado como actor.

Qué desgracia tan infinita es un monólogo que abre la puerta a una ruta artística novedosa tanto para Diego Trujillo como para su público. Es agradable reconocer diferentes situaciones de la vida cotidiana en un espectáculo que trata de acercarse a su público y situarlo en experiencias que muchos han vivido, pero además presentarlo todo con un toque de humor fino y de comedia sana.

Está claro que Diego Trujillo se encuentra en un proceso constante por ser un artista cada vez más integral. Y este monólogo ha sido un fiel reflejo de su esfuerzo. Presentarse sin la excusa de un personaje es algo que no había desarrollado. Y verlo en esta oportunidad presentarse naturalmente como un pesimista que no acepta la llegada inminente de la vejez es una gran oportunidad para indagar y conocer a Diego como un  personaje real que piensa, habla y opina, pero aún mejor, divierte.

¡Qué desgracia tan infinita la mía con estos chivatos, carajo!

Diego Trujillo en Que Desgracia tan infinita
Diego Trujillo en Que Desgracia tan infinita

El nombre de esta obra proviene de una frase muy particular. Diego Trujillo ha expresado que esta frase lo ha acompañado a lo largo de su vida. Pero está directamente vinculada a su vida personal y en especial a una persona, su mamá. En su infancia Diego era cuidado junto a sus hermanos por su mamá. Es entendible que para una mamá que tiene que cumplir con varias obligaciones y además cuidar a sus hijos, la paciencia es algo primordial, pero no solo eso sino también conocer cómo impresionar a sus hijos y tratar de mantenerlos bajo control es algo indispensable. En esos momentos de necedad de Diego y sus hermanos, pasaría algo que les dejaría un recuerdo que hoy en día vuelve para su provecho. Ante la desesperación de la mamá, por las travesuras y la indisciplina de sus hijos, exclamaba «¡Qué desgracia tan infinita la mía con estos chivatos, carajo!» Y Diego y sus hermanos, claro, ante su expresión quedaban atónitos y confusos. Era un excelente recurso para llamar la atención de sus hijos y tratar de apaciguar un poco sus conductas. Sin saber, décadas más tarde, que Diego recordaría esta frase para usarla a lo largo de su vida profesional. Pero además la utilizaría para el titulo de su monólogo que se adapta perfectamente para describir esas situaciones inoportunas y desgraciadas que se encuentran en ese leve acenso hacia eso llamado la tercera edad.

Este monólogo lo que busca principalmente es divertirnos con varias anécdotas y hacernos sentir identificados; ya sea, por nuestro padre, tío, abuelo, o nosotros mismos; con el personaje. Es una forma divertida de explorar aquello positivo y negativo de la crisis de la mediana edad. Aceptar que no todos somos como el vino, que entre más viejo, más bueno. Y darnos un momento para cambiar la rutina y agregar un par de carcajadas a nuestro día. Al final, como expresa Diego Trujillo, el único camino digno para sortear la crisis de la mediana edad es reírnos de nosotros mismos y tratar de creer que, de pronto, no todo está perdido.

Qué desgracia tan infinita es un monólogo con un lenguaje respetuoso y cotidiano que permite presentarse a todo tipo de público. Esta presentación está disponible para eventos y shows empresariales. Contáctese con nosotros para obtener mayor información y cotización. Esta es una excelente oportunidad para compartir un monólogo de humor fino y un show de calidad garantizado.

CLIP QUE DESGRACIA TAN INFINTA